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UN ESPACIO NATURAL ÚNICO PARA LA MEJOR CRIANZA DE IBÉRICOS.

NUESTRAS DEHESAS

UBICACIÓN PRIVILEGIADA

Una de las joyas más exclusivas de la naturaleza es la dehesa: un paisaje natural y peculiar donde conviven hasta cinco tipos de bellotas diferentes. La encina, el roble, el alcornoque, el quejigo y otras especies arbóreas forman el corazón de la dehesa: un corazón que pocos pueden presumir tener. Bajo este espectro de árboles de la misma familia (cuyo fruto es la bellota, distinta en cada especie), crece una hierba gramínea y leguminosa.

El aroma fresco, intenso y aromático del romero o el balsámico del jaguarzo se intensifica según la estación del año, mientras que sus colores visten de gala sus alrededores haciendo de la dehesa el escenario ideal para la crianza de un cerdo ibérico.

Es en la dehesa donde cada uno de los cerdos seleccionados por José Jara se crían y miman con una exquisita y cuidada alimentación con el objetivo de obtener un producto adaptado a las necesidades de los paladares más exigentes.

Paraje singular

En este paraje singular y aislado la intrusión del hombre es mínima asegurándonos así de que el secreto de la naturaleza y el buen sabor del cerdo ibérico están a salvo de cualquier manipulación fuera de las exigidas

Respeto y cuidado

Las condiciones que se dan en la dehesa, su libre crianza y la alimentación natural y completa, hacen que cada cerdo ibérico sea único. Porque solo respetando, cuidando y mimando a cada uno de los animales y conservando su escenario se conseguirá un producto único como el de José Jara.

NATURALMENTE

Es aquí, en un apasionante entorno natural, dónde cobra vida una de las fases más importantes en la producción de los mejores ibéricos: La Montanera. Como protagonista, las bellotas que producen las arboledas de encinas y alcornoques. Nuestros cerdos campean cientos de kilómetros aprovechando las riquezas que les proporciona la naturaleza.

Clima único

La dehesa es caprichosa y cada año nos sorprende con un paisaje diferente. El clima lleva consigo la abundancia de bellotas; un fruto repleto de nutrientes esenciales para la salud de los cerdos. En nuestras dehesas, fauna y flora disfrutan de un clima único y especial coordinado armónicamente por la naturaleza. Lluvias precisas, y temperaturas estables ayudan en el proceso de maduración para conseguir bellotas de calidad.

Es durante la época de lluvias el periodo en el que las charcas, las riberas de los arroyos y las partes bajas de pequeños barrancos se transforman en lodazales. Los cerdos se recrean en ellos, plácidamente, disfrutando de la riqueza de este singular y sofisticado escenario: la dehesa.

Las Dehesas de Salamanca

El Jamón en el refranero

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